Identificar las emociones es uno de los objetivos de la educación emocional.
El hecho de comprender y poner en palabras lo que nuestros hijos sienten, los ayuda a conocerse a sí mismos y a comprender a los demás. Un niño emocionalmente estable está preparado para aprender.
Por esta razón el equipo de educadoras junto con la psicóloga convocaron a una instancia de reflexión junto a los padres. En estos encuentros grupales es donde podemos escuchar las interrogantes que surgen desde el rol de padres, visualizar la proyección que tienen de sus hijos en etapas posteriores, tomar consciencia del lugar de la emoción en la toma de decisiones, teniendo en cuenta las vicisitudes propias de la vida cotidiana de adulto de hoy. Estos fueron algunos de los temas que intercambiamos en esta rica instancia y que nos ayudan a ser más conscientes de nosotros mismos y a comprender cómo los hijos transitan a su manera las emociones, las viven y aprenden a gestionarlas.
Porque educar a un hijo, más que un desafío, es una oportunidad para crecer personalmente.
